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Mostrando entradas de octubre, 2018

Tóxica poesía

Me levanto entre una crisis existencial y un ataque de nervios, entre muchas dudas y un montón de estrés que se desborda, y la poesía que se rebela me brota del alma, tiembla y se asusta, se esconde en un pozo oscuro, le da por rimar y no nos reconocemos, hace tiempo que ninguna de las dos somos la misma, y ahora que somos diferentes ni siquiera somos una, creo que siempre tuvimos una relación un poco tóxica, ella se alimenta de mi tristeza, pero se va cuando quiero celebrar mi alegría, dice que no me aguanta romántica, yo tampoco lo haría, en el fondo no le debo nada, ella me debe la vida, será por eso que se siente en deuda, y siempre acaba volviendo con la rima entre las piernas, yo siempre la acojo en mi cuna, siempre duerme conmigo, porque sin mí ella no nace, pero sin ella... yo no vivo.

Ser sin ti

Es la primera vez que me quedo en un sitio, y sin embargo te escribo para despedirme, es paradójico que quiera echarte porque no dejas de irte, el remedio y la enfermedad coinciden, pero no concuerdan porque no tienen el mismo sujeto, tú te vas continuamente, tú nunca estás, pero esta vez te vas porque yo quiero que lo hagas, porque tampoco soy capaz de irme yo, porque tengo que soltarme, desatarme , dueles siempre, siempre dueles, aunque a veces parece que sabes elegir el momento, y así juegas con todo, con el tiempo, juegas con la ilusión, con la esperanza, no me vale que estés cuando quieras, quiero que quieras estar siempre, aunque sea en segundo plano, nunca vas a estar conmigo, no quiero que me seas, quiero ser sin ti.

Hogar vacío

Me asomo y veo los jardines, se oyen los pájaros pero no es el mismo canto, sopla el viento pero no acaricia de la misma forma, suenan los coches pero no hacen tanto ruido, la casa que más sonaba ahora está muda, y yo que no soy la misma ahora estoy sorda, suenan las mismas cosas pero ya no suena lo mismo, ya ni siquiera me gusta el café ni disfruto del insomnio, a veces un vacío llena una casa muy grande, y desde ese momento no cabe más sonido, ni más aire, ni más silencio, esta casa ya no es mía desde que tampoco es suya, y nadie cabe ya en tanto hueco, cuando me asomo al balcón me doy cuenta, esta casa es de todos, pero nunca va a volver a ser hogar de nadie.