Mi soledad

Todo iba bien, me sentía sola pero era mi soledad, llegaste tú y tuve que compartirla. No me preguntaste nunca por ella, sabías que estaba ahí pero te daba igual, estaba demasiado dentro mía como para llegar a afectarte a ti. La soledad a veces se alejaba, cuando estábamos juntos ella no existía, pero era un placebo. Cada vez que la escondías se iba haciendo más y más grande, mi soledad iba alimentándose con mis problemas, mis sentimientos y mis miedos, tú no la vaciabas, solo la escondías, crecía pero no te importaba. Yo no quería ninguna relación, no quería cariño excesivo, no quería compromisos ni tampoco cosas pasajeras, solo quería alguien en quién confiar, alguien a quién contarle lo que sentía y que de verdad le importase, no necesitaba amor de pega, ni siquiera necesitaba amor, solo quería compartir mi soledad con alguien hasta acabar haciendo que desapareciese de mí para poder volver a ser yo. 

Mi soledad se volvió enorme y en vez de esconderla tú a ella me acabó escondiendo ella a mi.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda a las ganas

El duelo sin fin

Cartas en prosa: I