Segundas navidades sin ti
31 de diciembre de 2015, estamos todos nerviosos contando las uvas, a mi primo se le cae una al suelo, coge otra, suenan los cuartos, ¿hay que comérselas ya? no hija, todavía no, ahora ya sí, terminan las campanadas, todos se levantan y se dan dos besos, abrazos, todos buscan a quien más quieren abrazar en ese gran momento. Y me faltas tú. Abrazo a mi madre, y luego encuentro el hueco vacío, la silla desocupada, el plato y los cubiertos que nadie va a usar, las 12 uvas que faltan en los racimos que hay en la mesa. Es fácil no poner cubiertos a alguien que ya no está, es fácil contar 10 personas en vez de 11 y partiendo de eso saber cuántas sillas colocar, es muy fácil no comprar uvas de más si sabes que sobrarían porque somos 10, no 11. Pero no es fácil vivir sabiendo quién falta. Las segundas navidades sin ti, el segundo año que me falta alguien por abrazar al levantarme, alguien que haga bromas con los cuartos y las campanadas, alguien que se ría de mi abuelo quedándose dormido en la