De cómo vivir en desorden

tumbada en la cama la levedad de mi cuerpo lo eleva a cinco palmos del suelo
como quien no quiere la cosa cojo el bolígrafo y empiezan a gotear palabras
como un drenaje tras una operación, en la que he amado y he salido herida de gravedad
los médicos ya no pueden hacer nada, ya estoy muerta
aprovecho la confusión del momento para intentar desahogarme y soltar todo lo que en mi cabeza está creando una parálisis cerebral,
dubitativa me pregunto si lo que me queda de vida voy a pasarlo tan confundida como llevo pasándolo desde siempre
en algún momento llegaré a un limbo entre el caos y el orden, espero
pero ni hoy es el día ni esta es la semana
¿cómo será la sensación de tenerlo todo claro?
es algo que desconozco y que ojalá entrase en mis posibilidades
con un cuchillo abro mi cabeza en dos, y miles de nombres, ideas y posibilidades brotan como si buscasen la luz del sol
ese sol que lleva sin alumbrarme desde que me faltan varias personas
si la dependencia es un pecado creo que iré directa al infierno
sigo sin saber qué tengo que hacer (para variar) y la presión de tener que tomar decisiones se está condensando en forma de soga alrededor de mi cuello
levanto la mano derecha y pido cinco minutos antes de tirar de la cuerda
pero siguen sin ser suficientes
me dan una prórroga de meses, incluso pueden aceptar años
pero el reloj sigue haciendo girar las manecillas en un frenesí de lentitud y la cuenta atrás me avisa de que es la hora de decidir
pero PAM
me besas, golpeo el reloj y ya solo me quedan segundos
tic tac tic tac...
se acabó

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