Generación perdida

En un ejercicio de retrospección y autoevaluación miro en mi interior y busco cuándo empezó todo esto. En qué momento empecé a estar tan agotada, cuándo mis huesos decidieron ir ablandándose, cuándo empecé a preocuparme tanto por saber, y empecé a arrepentirme tanto de ello. La ignorancia es la más "cómoda" de las sensaciones, cuando no sabía nada vivía feliz, sin importarme nada del exterior, ni las injusticias, ni lo que pudiera pasarme de repente. Luego descubrí que la gente tiene un lado blanco y otro negro, algunos deciden vivir su vida sin dañar a gente, siendo felices con lo que tienen o intentando serlo, otros simplemente son devorados por su lado oscuro y mienten, juegan con las personas, hacen daño, algunos incluso pegan o matan. Creo que al principio de nuestra vida vivimos en una burbuja en la que nos protegen del exterior, pero cuando crecemos esa burbuja explota y nos caemos de golpe. Nadie nace preparado para crecer y darse cuenta de las cosas que pasan en la vida real. Sigo esperando ser tan feliz como los niños de las historias que nos contaban de pequeños. Sigo soñando con despertarme un día y que mi familia esté unida, que mis amigos me entiendan y nos divirtamos juntos, que alguien recorra cielo y tierra para estar conmigo. Por eso hacemos locuras, por eso bebemos más de la cuenta, o tomamos drogas, por eso escuchamos música, escribimos o salimos a la calle, por eso sonreimos y perdonamos, por eso damos oportunidades y nos arrepentimos, por eso nos juntamos con gente que nos hace olvidarnos de todo, hacemos todo eso porque necesitamos evadirnos, necesitamos equivocarnos para aprender, necesitamos olvidar todo por un momento, estos son nuestros placebos, esta es nuestra generación, cada vez más expuesta al exterior, cada vez menos ignorante, cada vez más decepcionada con lo que nos espera al salir a la calle.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda a las ganas

En el umbral

Cortocircuito