¿Qué tal?

Como una conversación cualquiera empezamos saludandonos, hola, hola, y me pregunta que qué tal, no sé qué es lo que debo responder, sé qué es lo que respondería si fuese sincera, y sé qué voy a responderle en realidad, "bien". Creo que nos acostumbramos a la mediocridad de la rutina, nos tiramos horas y horas sin hacer nada, tumbados en la cama gastando tiempo que no va a volver. En ese momento no nos parece tan importante, total hay muchos días, ya haré cosas productivas mañana. Pero quién sabe si mañana podrás hacerlas, o si incluso va a haber un mañana. Vivimos en una absurda zona de confort en la que nos conformamos con cualquier idiotez. Hacemos planes iguales todos los días, gastamos tipo haciendo cosas que no queremos estar haciendo en ese momento, en vez de cumplir cada deseo que tenemos en mente. Pienso que tiene que haber mucho más que esto, que no quiero seguir malgastando tiempo de mi vida en no hacer lo que me gustaría, pero en realidad es mucho más difícil. Muchas veces no podemos hacer lo que queremos porque algo exterior nos lo impide, tal vez dinero o no tener fuerzas, no ser capaces, no tener con quién hacerlo, entre otras razones. Intento no pensar en esto muchas veces al día, porque creo que no hay nada que me agobie más en la vida que pensar que no la estoy viviendo... ¿alguna de las veces en las que contestamos "todo bien" es verdad?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda a las ganas

En el umbral

Cortocircuito