Post mortem (final)

Día no sé cuántos, 4 años post mortem.

Por casualidad me he acordado de ti,
he visto tus fotos y cuán feliz eres,
y al hacerlo no me ha importado,
no se me ha erizado el vello,
ni he sentido un escalofrío,
pero he notado una brisa,
que me ha acariciado como si fuese un calambre,
me he puesto a pensar en cómo de caprichoso es el destino,
en cómo vamos a ser desconocidos para siempre,
en cómo nunca volverán a cruzarse nuestros caminos,
no me ha dolido, no me importa,
a ambos nos va mejor lejos,
y podría decirse que ambos hemos encontrado lo que pensé que habíamos conocido juntos,
y aún así me imagino encontrándote una noche en cualquier bar,
sentándonos al borde de una terraza,
y comentando cómo dos vidas pueden dar tantas vueltas,
cómo fuimos jóvenes y enamoradizos,
y cómo somos adultos y paralelos,
tomarnos una o dos copas y reírnos,
señal de que todo estaría olvidado y que solo quedaría un buen sabor de boca y un recuerdo virgen,
a veces fantaseo con que ese momento llegue aún sabiendo que no va a llegar nunca,
y me da igual, no me importa,
pero de vez en cuando,
a veces cuando me acuerdo,
me sigo sentando en tu puerta.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda a las ganas

En el umbral

Cortocircuito