Entradas

Si me echas

Yo, temblorosa, me caigo en el hueco, de la grieta en el fondo del pozo más negro, tú, decidido, te vas trepando, por el árbol más alto con la copa más larga, y en un punto intermedio nos cruzamos, y tú me desvelas, y yo te despejo, pero se nos llena la boca de reproches, y nos separamos con el sabor más amargo del paladar más sincero, han pasado solo días pero por dentro han sucedido años, de lucha dolor y querer que me quieras, que me valores y me prefieras, que me tengas en cuenta y no te vayas, me sabe la lengua a pedirte demasiadas veces que no me hagas daño, y me huelen las manos a que no te importa, no trasnocharé más ocasos en vilo por tu ignorancia, ni pediré ruego al cielo que te castiga en vano, no hay vasos medio llenos donde están rotas las vajillas, que los cristales te sean leves, mientras se te derrame el agua por el pecho, no quiero rogarte un segundo más de mi vida, me voy con la casa a cuestas... si no quieres escuchar mis preguntas, no te pediré más respuestas.

Domingo

A merced de pensamientos autodestructivos acabamos el día mirando a la pared, deseamos que la noche nos caiga en el hombro que menos peso haya soportado, y el miedo se tumba entre la espada y la pared, tan doloroso el ruido de nuestra cabeza que no nos callamos nunca, y cuando nos sentamos a escuchar nos come el silencio, acabamos todos los domingos reprochándonos de más por echar siempre de menos, y la oscuridad de la noche siempre cala hasta la última luz del cuerpo, cuando la levedad de quedarse quieto pesa más que el movimiento, cuando nos arrepentimos de todo lo que ya no tiene arreglo, pero no arreglamos lo que tenemos a medias por miedo, siempre miedo, todo miedo. Y acabamos siempre volviendo a la macabra rutina del suicidio mental un domingo por la noche, y siempre es miedo, todo miedo, pero al menos lo sabemos, al menos un día más siempre termina siendo un día menos.

Tóxica poesía

Me levanto entre una crisis existencial y un ataque de nervios, entre muchas dudas y un montón de estrés que se desborda, y la poesía que se rebela me brota del alma, tiembla y se asusta, se esconde en un pozo oscuro, le da por rimar y no nos reconocemos, hace tiempo que ninguna de las dos somos la misma, y ahora que somos diferentes ni siquiera somos una, creo que siempre tuvimos una relación un poco tóxica, ella se alimenta de mi tristeza, pero se va cuando quiero celebrar mi alegría, dice que no me aguanta romántica, yo tampoco lo haría, en el fondo no le debo nada, ella me debe la vida, será por eso que se siente en deuda, y siempre acaba volviendo con la rima entre las piernas, yo siempre la acojo en mi cuna, siempre duerme conmigo, porque sin mí ella no nace, pero sin ella... yo no vivo.

Ser sin ti

Es la primera vez que me quedo en un sitio, y sin embargo te escribo para despedirme, es paradójico que quiera echarte porque no dejas de irte, el remedio y la enfermedad coinciden, pero no concuerdan porque no tienen el mismo sujeto, tú te vas continuamente, tú nunca estás, pero esta vez te vas porque yo quiero que lo hagas, porque tampoco soy capaz de irme yo, porque tengo que soltarme, desatarme , dueles siempre, siempre dueles, aunque a veces parece que sabes elegir el momento, y así juegas con todo, con el tiempo, juegas con la ilusión, con la esperanza, no me vale que estés cuando quieras, quiero que quieras estar siempre, aunque sea en segundo plano, nunca vas a estar conmigo, no quiero que me seas, quiero ser sin ti.

Hogar vacío

Me asomo y veo los jardines, se oyen los pájaros pero no es el mismo canto, sopla el viento pero no acaricia de la misma forma, suenan los coches pero no hacen tanto ruido, la casa que más sonaba ahora está muda, y yo que no soy la misma ahora estoy sorda, suenan las mismas cosas pero ya no suena lo mismo, ya ni siquiera me gusta el café ni disfruto del insomnio, a veces un vacío llena una casa muy grande, y desde ese momento no cabe más sonido, ni más aire, ni más silencio, esta casa ya no es mía desde que tampoco es suya, y nadie cabe ya en tanto hueco, cuando me asomo al balcón me doy cuenta, esta casa es de todos, pero nunca va a volver a ser hogar de nadie.

No somos en cualquier parte

A veces resulta amargo darte cuenta de que algunos lugares no son casa, unas risas que conoces, unas piernas que has visto caminar, y sin embargo no sientes el calor, no te arropa la misma luna, ni te quema el mismo sol, a veces el mal sabor de boca no se equivoca, y confundimos casas con hogares, hay momentos en los que volvemos y recordamos que ya no es lo mismo, y nos sentimos pequeños entre tanto murmullo, los chillidos también callan cuando no salen, y demasiado aire también ahoga, volvemos a sitios en los que fuimos felices y nos viene a la memoria por qué nos fuimos, a veces entre tantas personas acabamos siendo nadie, a veces... no somos de ningún lado.

Post mortem (final)

Día no sé cuántos, 4 años post mortem. Por casualidad me he acordado de ti, he visto tus fotos y cuán feliz eres, y al hacerlo no me ha importado, no se me ha erizado el vello, ni he sentido un escalofrío, pero he notado una brisa, que me ha acariciado como si fuese un calambre, me he puesto a pensar en cómo de caprichoso es el destino, en cómo vamos a ser desconocidos para siempre, en cómo nunca volverán a cruzarse nuestros caminos, no me ha dolido, no me importa, a ambos nos va mejor lejos, y podría decirse que ambos hemos encontrado lo que pensé que habíamos conocido juntos, y aún así me imagino encontrándote una noche en cualquier bar, sentándonos al borde de una terraza, y comentando cómo dos vidas pueden dar tantas vueltas, cómo fuimos jóvenes y enamoradizos, y cómo somos adultos y paralelos, tomarnos una o dos copas y reírnos, señal de que todo es...